El Miércoles de Ceniza nos llama al arrepentimiento de nuestros pecados y a la conversión de corazón, además de recordarnos nuestro origen: “polvo eres y en polvo te convertirás”.
Este 22 de febrero celebramos el Miércoles de Ceniza, la ceremonia católica con el que inicia la Cuaresma y que data de finales del siglo II, un periodo de preparación para la Semana Santa.
La Cuaresma se trata de cuarenta días en que acompañamos a Jesús en el recorrido hacia su Pasión, Muerte y Resurrección. Cabe señalar que la Cuaresma termina el jueves santo y después continúa con la celebración del Triduo Pascual, formado por el viernes santo, el sábado santo y el domingo de resurrección.
Con la celebración del Miércoles de Ceniza comienza el arrepentimiento de nuestros pecados y a la conversión de corazón. Es a través de la ceremonia de la imposición de las cenizas como se recuerda al fiel su origen: “polvo eres y en polvo te convertirás”.
Es mediante el sentido simbólico de muerte, caducidad, humildad y penitencia, como la imposición de la ceniza llama a mirar a nuestro interior y descubrir esas cosas que se necesitan de la misericordia de Dios.
El Miércoles de Ceniza ayuda a reconocer que somos débiles, que vamos a tener un final y que necesitamos de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús para poder llegar a vivir junto a Él en el Reino de los Cielos.
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